Cuando los miedos son mis amigos:

Mi hija de casi 3 años está en esa edad en la que los lobos, los ogros y las brujas son esos personajes que a la par le dan mucho mucho miedo, siente un gran interés y curiosidad por saber de ellos. Cada vez que leemos un cuento pregunta antes de empezar si va a salir el lobo, porque si no es así, no es tan divertido. No hace falta decir que el cuento de los tres cerditos es su favorito.

Comenzamos el cuento y sonríe pícaramente esperando el momento en que el lobo aparece en escena relamiéndose al ver a los gorditos cerditos. Pero su madre, "osease" yo, se mete mucho en el papel, y mi hija a veces pide moderación en la actuación cuando el lobo llama a la puerta con su voz ronca... Curiosamente tras bajar la intensidad de mi "estelar actuación", pide de nuevo que vuelva ese lobo con la servilleta puesta relamiéndose al pensar en los cerditos.

Pero ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo algo que le da miedo, al mismo tiempo le gusta? Citando a una gran psicóloga, Rosa Jové, es nuestra misión como padres entender el mundo en clave de niños. Mi hija ha encontrado una manera de ir afrontando los miedos que por la etapa evolutiva en la que está, van apareciendo. A medida que surge un miedo, busca la manera de familiarizarse con él, de conocerlo para darle una dimensión que ella puede manejar.

Pero no sólo elabora sus miedos a través de los cuentos, sino también y sobre todo jugando. Jugamos a que ella es el cerdito y yo me la meriendo y luego al revés, ella hace de lobo. O jugamos a que ella es el lobo y yo soy su lobito o con plastilina hacemos la comida del lobo y montamos un supermercado al que van los cerditos, los lobos y todos los vecinos del lugar...

Entendiendo esto, como padres, se abre un mundo de posibilidades para acompañar a nuestros hij@s en sus procesos madurativos, ya que nosotros como adultos podemos ayudarles a elaborar y ser modelos de afrontamiento de los miedos que van surgiendo.

LOS MIEDOS EVOLUTIVOS:

De 0 a 2 años
En esta etapa existe un gran vinculo hacia sus figuras de apego, que le proporcionan amor y seguridad. En esta etapa son esperables miedos a:
 
·         Los ruidos fuertes y /o repentinos.
·         Ansiedad de separación.
·         Personas desconocidas.
·         Altura, y sitios elevados.
 
De 2 a 6 años
En esta etapa, ya aparece el juego simbólico, comienzan a imaginar, a ponerse en el lugar del otro. Surgen miedos relacionados con el despertar de su imaginación:
 
·         Los fantasmas, mounstros, "los malos" de los cuentos.
·         La oscuridad.
·         Ir al cole.
·         Personas disfrazadas.
 
De 6 a 8 años
En esta etapa los niñ@s sienten un gran interés sobre cómo funciona el mundo. Los miedos "fantasiosos" se vuelven más realistas y aparecen:
 
·         Los miedos a la muerte, propia y/o ajena.
·         Los accidentes,
·         Miedo al dolor físico, los médicos.
·         A los fenómenos meteorológicos (tormentas, truenos, rayos).
 
De 8 a 11 años
Entramos en la preadolescencia y sus miedos se relacionan con la importancia que va adquiriendo su mundo social.
 
·         A la muerte
·         Al abandono
·         Al fracaso
·         A las relaciones sociales
·         A las críticas
·         A la separación o al divorcio
·         A la propia imagen
·         Al rendimiento académico
 
Adolescencia
Se incrementan las relaciones sociales y, la necesidad de reconocimiento por parte de los demás. En esta etapa adquieren importancia miedos referentes a:
·         Al rechazo por su entorno próximo.
·         Al fracaso en aspectos particulares y generales.



Aunque no soy amiga de los consejos os dejo algunas pautas que nos pueden ayudar a acompañar a vuestros hij@s para "superar" sus miedos:

1. En primer lugar, debemos tener presente que los miedos se heredan. Como padres, somos modelos y fuente de inspiración constante para nuestros hijos. Esto supone que la mayor parte de las veces tiene más peso nuestra manera de actuar que lo que decimos.

Por ejemplo, si te dan miedo los perros, posiblemente cuando vayas por la calle y te cruces a un perro imponente, tu cuerpo se pondrá tenso, tenderás a retirarte de su paso o incluso a cambiar de acera si puedes... Tu hij@ aprenderá sin darse apenas cuenta de que los perros tienen algo que hace que su papá o su mamá se tense.  

Por tanto en la medida que somos conscientes y afrontamos con naturalidad nuestros miedos, transmitiremos seguridad a nuestros hij@s.

2. Los miedos se van achicando en la medida que les hacemos un sitio, les escuchamos y entendemos. Podemos ayudar a nuestros hijos, animándoles a que nos hablen de su miedo, nos lo describa, lo pinten, lo jueguen... A medida que nuestro hijo se sienta escuchado y respetado le será más fácil expresar aquello que le asusta y preocupa y por tanto facilitará su elaboración.

En nuestra escucha debemos evitar "ridiculizar" o quitarle importancia... El miedo que siente un niñ@ al imaginar que el fantasma esté debajo de la cama, (con la expansión que está viviendo su capacidad de imaginar y simbolizar a determinadas edades) da mucho que pensar... Por tanto evitaremos sentencias tipo... "uy... eso son tonterías,  no te tiene que dar miedo..." y le ayudaremos a expresarse y a entender su mundo.

3. Quien escribe la historia decide el final de la  historia, ¿Dónde está la presunción de inocencia de ese lobo, ogro, fantasma o bruja? Aquello que nos es conocido y familiar ya no da tanto miedo.

En el caso de miedos fantasiosos, podemos inventarnos finales más acordes con una realidad más amable. El lobo por ejemplo "se tuvo que ir al final al supermercado para comprar la merienda a sus lobitos, a los que iba a buscar al colegio" o "el fantasma, en realidad estaba muy aburrido porque no tenía con quien jugar e intentaba hacerse amigo del niñ@, porque fue el único que se atrevía a acercarse..." O como hemos dicho antes a jugar, escenificar con sus muñecos y marionetas aquello que le preocupa.

4. Podemos ayudar a nuestros hij@s a dimensionar aquello que le da miedo, a un tamaño más manejable para él/ella. Los miedos no se superan de la noche a la mañana. No lo hacemos los adultos, imaginaros un niñ@. Es importante ayudarle a acercarse de manera progresiva, reforzando cada intento y cada avance.

Por ejemplo, en los casos de miedos a la oscuridad, tan presentes a estas edades, podemos jugar fuera del horario de dormir, bajando ligeramente la persiana de la habitación y hacer sombras con una linterna haciendo de la oscuridad un juego divertido.

5. En último lugar, pero quizá debía haber sido el primero por su importancia, es invitaros a tomaros las preocupaciones, los problemas, lo miedos cotidianos, como RETOS para crecer, mejorar, superarse. En la medida que logramos cambiar ese "chip" y afrontamos retos y no problemas, la emoción cambia. Y que mejor manera de educar a nuestros hij@s que con nuestro ejemplo.

 


Espero que os haya resultado útil y ameno el post de esta semana, y que os pongáis manos a la obra. Gracias por leerme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario